El Museo es un recinto cultural que resguarda parte de la historia artística de la antigua Academia de San Carlos, así como una vasta colección de arte europeo de los siglos XIV al XX. El museo fue inaugurado en 1968, y ocupó un palacio de estilo neoclásico, construcción atribuida a Manuel Tolsá, donde se muestra una colección emblemática de la historia del arte. A casi medio siglo vida, como espacio dedicado al arte y a la cultura, el Museo Nacional de San Carlos ha logrado consolidar su papel como gestor cultural, gracias a acciones encaminadas al desarrollo, estudio y conservación del patrimonio artístico que resguarda.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

Retablo de la Encarnación
Pere Espallargues, Molins de Rey, Caltaluña, ca. 1425-1495
Temple y óleo sobre tabla
330 x 284 x 15 cm.
ca. 1465, siglo XV

Es uno de los 3 retablos góticos existentes en México. Presenta la organización tradicional de este tipo de obras: se divide en calles y predela, cada uno de los recuadros alude a la vida de Cristo. En todas las figuras de este retablo se percibe una actitud hierática y solemne, característica de la pintura flamenca que influyó a los artistas catalanes. Es llamado “Retablo de la Encarnación” en virtud de los símbolos visibles, como el estandarte de la Resurrección, sostenido por el Niño en la tabla central, que anuncia su descenso al limbo tras consumarse el ciclo de la Pasión.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

Episodio del Diluvio Universal
Francesco Coghetti, Bérgamo, ca. 1805 – Roma, 1875
Óleo sobre tela
242.4 x 273.7 x 14.5 cm.
ca. 1850, siglo XIX

En retribución por declinar el cargo como catedrático de la Academia de San Carlos, Coghetti realizó este óleo con el fin de que sirviera como modelo de enseñanza. Episodio del Diluvio Universal se presentó en la sexta exposición (1853) de la Gran Sala de Pintura remitidas a la Academia. Es copia de una obra de Giovanni Francesco Barbieri, el Guercino (1591-1665), artista boloñés que ejerció gran influencia clasicista en las academias italianas de pintura.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

Adán y Eva
Lucas Cranach, el viejo, Kronach, 1472 - Weimar, 1553
Óleo sobre tabla
68.5 x 50.7 x 5.7 cm.
1530, siglo XVI

La obra representa el momento en que Eva, después de ser tentada por la serpiente, ofrece a Adán la manzana del Árbol de la Ciencia del Bien y del Mal, con lo que desobedece las órdenes del Creador y se gana la expulsión del Paraíso. En el personaje de Eva se observa el cuerpo que el autor toma por ideal y que repite constantemente en su producción: un desnudo sensual y delicado. Adán en cambio, aparece como un hombre barbado de cuerpo esbelto, en el que no se aprecia tono muscular. En esta pintura la firma se encuentra en el tronco del árbol: una serpiente con alas de murciélago.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

Madona con el Niño o La Virgen de la Leche
Jacopo Carucci, el Pontormo, Empoli, 1494 – Florencia, ca. 1555
Óleo sobre tabla
112 x 88 x 8.5 cm.
ca. 1525, siglo XVI

Pontormo hace del íntimo momento entre la virgen María y el niño Jesús la ocasión para plasmar su profundo manejo del dibujo y color. Enfatiza el conocimiento anatómico, y sobre todo, pinta a los personajes de un modo que se fue imponiendo en el siglo XVI para lograr la más grande belleza: serpenteando su silueta. Esto es, la composición impone la figura de una S para lograr tanto movimiento y dinamismo, como equilibrio: la figura serpentinata. Este singular diseño permiten ubicar esta pintura en el comienzo del periodo manierista de Jacopo Carucci, mejor conocido como ”el Pontormo”.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

La primera juventud de Isabel la Católica al lado de su enferma madre o Demencia de doña Isabel de Portugal
Pelegrín Clavé y Roque, Barcelona, 1810- Roma, 1880
Óleo sobre tela
355.8 x 291 x 18.4 cm.
ca. 1855, siglo XIX

Clavé fue director de la cátedra de pintura de la Real Academia de San Carlos en 1846, con él arribaron a México las ideas estéticas europeas. Esta pintura, además de mostrar la calidad artística de su autor, sentó los precedentes para el desarrollo de la pintura mexicana. La obra muestra unos de los momentos de la infortunada locura de la reina Isabel de Portugal (para la que posó la esposa del pintor), acompañada de sus hijos Alfonso y la futura Isabel la Católica. El tratamiento de los detalles y las figuras es impecable, pero lo más imponente es la mirada de la reina demente.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos

La Cena de Emaús
Francisco de Zurbarán, Fuente de Cantos (Extremadura), 1598 - Madrid, 1664
Óleo sobre tela
260 x 193 x 15 cm.
1639, siglo XVII

Uno de los más reconocidos artistas del siglo XVII es Francisco de Zurbarán, el pintor del volumen y de la luz. En esta pintura el realismo barroco español se manifiesta en su modalidad tenebrista mediante contrastes violentos de luces indirectas y sombras espesas, produciendo un ambiente a la vez místico y misterioso. El carácter de la obra es eminentemente religioso. Su temática se refiere al episodio del Nuevo Testamento narrado por San Lucas y que describe el encuentro inesperado de Jesús resucitado con dos de sus discípulos.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Nacional de San Carlos