El museo inicia sus actividades en la ciudad de Querétaro en 2014; es un espacio creado por el maestro Santiago Carbonell en agradecimiento a la hospitalidad que dicha ciudad le ha brindado y donde ha realizado la mayor parte de su obra. Aquí se muestra un impresionante recorrido por la obra de Santiago Carbonell, exponiendo piezas elegidas personalmente por el maestro.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Rostro

Probablemente el retrato más famoso hecho por Santiago Carbonell. Se nos presenta a una mujer cubierta con una capucha oscura, en tonos ocres cálidos que armonizan con los tonos cálidos del fondo. El contraste más importante del cuadro es el de temperatura: el calor se rompe en los verdes de la piel y los ojos, llamando nuestra atención en esas zonas del retrato. Esta es una chica trabajadora, que ha desgastado su mano ganándose la vida con su esfuerzo. “El trabajo ennoblece”, dicen los abuelos de los niños para educarlos. Este rostro parece darles la razón.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

El Gran Arco
Santiago Carbonell
Óleo sobre tela             
108 x 168 cm             
2003

Aquí tenemos una composición horizontal, con tres modelos, en un entorno compuesto a la vez por un interior y un exterior. El cuarto que vemos y la figura femenina en la composición nos remiten al estudio de un pintor. Las otras dos figuras son masculinas: un modelo con el torso desnudo que sostiene una vara de incienso y un monje que soporta dos varas cruzadas de madera, en las cuales se apoya la pintora. La escena repite una relación entre fuerza y fragilidad, observable primero en el personaje que está más a la izquierda, y luego repetida entre los dos modelos restantes.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Virgen viuda
Santiago Carbonell
Óleo sobre tela
190 x 120 cm
2007

Adaptando a su estilo europeo un contexto oriental, Santiago Carbonell nos cuenta con este cuadro la historia de una joven pakistaní que desde la edad de 12 años estaba destinada a un matrimonio arreglado. Sin embargo, éste no habría de consumarse hasta que ella llegara a los 16. Al llegar ese momento, su prometido fallece en la guerra, así que la unión no se concreta… pero ella debe guardarle luto durante 20 años.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Antígona (Figura de Backstage)
Santiago Carbonell
Óleo sobre tela
140 x 115 cm
2015

Antígona no es sólo hija (y hermana) de Edipo: es quien lo acompañó cuando quedó ciego y fue desterrado; ella, además, sepultó a su hermano cuando, por decreto de Creonte, enterrarlo se castigaría con la muerte. Antígona conservó los valores de lealtad y honor en un entorno dañado por el incesto, la muerte y la traición. Asimismo, el cuadro rescata el valor de la belleza, la técnica, el estudio del volumen y de la luz (a pesar del abandono contemporáneo de los mismos), dándole la razón a Nietzsche cuando dice que tenemos el arte para no morir de la verdad cruda que nos rodea.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Queen África
Santiago Carbonell
Óleo sobre tela
180 x 140 cm
2015

En el arte bizantino se desarrolló el arquetipo del Pantocrátor, un cristo representado como creador y padre de todos. La modelo de este cuadro repite el gesto que ese Cristo Pantocrátor hace con las manos, para definirse como “la madre de todos”, hablándonos de la teoría de la Eva Mitocondrial: un planteamiento de la biología que propone que el ser humano proviene del noreste de África. En el fondo tenemos una gala de texturas, y un mapa cartográfico de dicho continente elaborado en 1587. Cuando se publicó, ese mapa formaba parte del libro más caro de su tiempo.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Días de Veneno
Santiago Carbonell
Óleo sobre tela
152 x 146 cm
2012

Este cuadro retrata a un pintor que practica su arte como segundo oficio, pues normalmente maneja un camión en su natal Italia. Sin embargo, el hecho de que el arte no sea su principal ocupación no quiere decir que el chico no esté consagrado al mismo: en este lienzo se le representa como un adicto, pues lleva un ritmo de trabajo más elevado que el saludable para un pintor. En el fondo de la escena tenemos un retrato de Beatriz, la eterna musa de Dante, que simula estar elaborado con la técnica de dibujo a la sanguina.

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell

Crédito fotográfico: Archivo Museo Fundación Santiago Carbonell