Localizado en Saltillo, Coahuila, fomenta una cultura ecológica de valoración y respeto del desierto al mostrar la riqueza de vida, la historia y la cultura que se han gestado en este ecosistema. El museo, integrado por cuatro pabellones, fue construido con recursos públicos y privados, y es operado por la fundación Amigos del Desierto de Coahuila, A.C. Su tema central es el Desierto Chihuahuense, el más grande de Norteamérica, conformado por diez estados de la República —Chihuahua, Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas, Durango, Zacatecas, San Luis Potosí, parte de Hidalgo, Querétaro y Aguascalientes— y dos estados de EE.UU.: Nuevo México y Texas.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Desierto Viviente

El área Desierto Viviente contribuye a la conservación y educación ambiental, al resguardar y dar a conocer especies de nuestros ecosistemas. Acompañadas de un plan de manejo especializado y resguardadas en modernos albergues, especies como el oso negro americano, el perrito de la pradera, la cotorra serrana oriental, el pecarí de collar, el bisonte americano, el borrego cimarrón, el coyote y el lobo gris mexicano, son apreciadas por los visitantes del museo.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Jardín Botánico

En el Jardín botánico de cactáceas se resguardan más de 350 especies de cactáceas y otras plantas de zonas desérticas. El visitante puede adquirir ejemplares de estas especies y contribuir así a evitar la extracción de plantas en su hábitat.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Pabellón IV

El laboratorio de la vida A través del Biodomo, los visitantes conocen Coahuila hace más de 70 millones de años, y disfrutan de fósiles vivientes como el Ginko biloba, especie que en el mismo estado se desarrolló en la era Jurásica. El Herpetario tiene 25 especies, en resguardos que reproducen sus condiciones naturales. Existe un laboratorio de herpetología y, a través de un cristal, se observa a los especialistas durante su trabajo. En el Laboratorio de cultivo de tejidos hay diferentes etapas de la reproducción o crecimiento de semillas y tejido de cactáceas.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Pabellón I

El desierto y su pasado A través de exhibiciones y colecciones, el visitante conoce sobre los desiertos y su distribución mundial. También aprecia la riqueza mineral de la región, por ejemplo, el carbón, que sólo se explota en esta zona del país. Aquí se divulgan hallazgos fósiles del noreste mexicano, principalmente de Coahuila, posicionada en los diez territorios del mundo con mayor riqueza fósil. A través de una ventana interactiva, los visitantes dialogan con expertos en paleontología y hablan de los dinosaurios, abundantes en el noreste de México hace 65 millones de años.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Este pabellón presenta la Gran Marcha de Norteamérica, donde grandes ejemplares que habitaron nuestro continente son parte de esta narrativa evolutiva. A lo largo de millones de años, Norteamérica ha sufrido transformaciones que le han dado las impresionantes formas que hoy conocemos. Los últimos 12 mil años, durante la última era glaciar, nuestro territorio fue hogar de mega fauna hoy extinta, como el Cuvieronius, el gonfoterio o el oso de cara corta, especies que podemos apreciar en el museo junto al oso grizzli, el elk, los lobos y los berrendos.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE

El visitante aprecia rituales y costumbres, pinturas rupestres y petrograbados de naciones nómadas que habitaron este desierto. Además, se representa una misión franciscana, característica del noreste de México y el telar español en que se posa una de las más altas manifestaciones del arte textil del mundo: el sarape saltillense. La llegada del ferrocarril en el siglo XIX trajo cambios significativos. El visitante cruza un vagón y se transporta hacia una modernidad que marcó poblaciones y grupos originarios, vida y oficios.

Crédito fotográfico: Alfredo de Stefano / MUDE