Es uno de los recintos más importantes de la civilización maya en México; inaugurado en 1993, fue abierto al público en 1994. El edificio fue propiedad de la CFE. Se adaptó a un estilo único y moderno distribuido alrededor de un jardín central, flanqueado por corredores que dan acceso a las salas de exposiciones temporales, auditorio, oficinas y otros servicios. Su sala permanente cuenta con tres niveles que permiten un recorrido a través del mundo maya prehispánico, vida terrenal, inframundo y una bóveda celeste. Se exhiben objetos de todos los periodos mayas, clásico, preclásico y posclásico.

Crédito fotográfico: Archivo del ICA 

Ceiba Sagrada. Interpretación tridimensional
Iker Larrauri
1994

La ceiba, el Yaax Che’ en maya yucateco —pero Yahx Te’ en lenguas cholanas— significa ‘el primer árbol’. Era éste el eje del universo; sus raíces, hundidas en el inframundo, traspasan el plano terrestre para ascender al cielo, comunicando entre sí los ámbitos divino y humano. La superficie terrestre se concibió como un cuadro flotando en el mar primordial, y el ihk’ naahbnal, que la separaba del inframundo, estaba orientada conforme a la salida y puesta del sol en los solsticios; cada cuadrante tenía un color: rojo al oriente, blanco al norte, negro al poniente, amarillo al sur y verde al centro.

Crédito fotográfico: Archivo ICA

Xibalbà, el Inframundo
1994

Los mayas creían que, al término de la vida, los seres humanos no desaparecemos: nuestro espíritu baja al inframundo igual que el sol cuando se oculta. Allì en Xibalbá la región de las sombras, gobiernan los Bolon-ti-ku, los nueve señores, allí vive Ah-Puch, el dios de la muerte y Kizin el demonio travieso. Al morir debemos bajar a la tierra con nuestros objetos más preciosos, nuestros mejores alimentos y vestidos, porque la vida allí es igual a ésta, pero no hay sufrimiento, no hay dolencia.

Crédito fotográfico: Archivo ICA

Ciudades del Mayab
1994

Mientras caminas por la sala principal del Museo de la Cultura Maya de Chetumal, encontrarás un piso de vidrio debajo del cual se pueden observar extensas reproducciones de ciudades del Mayab.

Crédito fotográfico: Archivo ICA

Pintura Mural
1994

Los dioses crearon los colores y con ellos todo se adorna: la pluma del quetzal y la guacamaya, el jaguar moteado y la flor, el árbol y el cielo. Por eso, como la creación son las ciudades mayas; todo tiene color, todo tiene vida, los templos y las plazas, los palacios y las estelas. De la tierra, de las plantas y de los insectos obtienen tintes y pigmentos los mayas; sobre la blanca cal se simula la vida, con colores la pintan. Como libros sagrados son las paredes de templos y palacios; en ellos los dioses y los señores viven eternamente.

Crédito fotográfico: Archivo ICA

Xpuhil
Maqueta
1994

Imagen representativa del sitio maya de Xpuhil. Su nombre parece aludir a una flor que semeja una “cola de gato”. Localizado en la región de Río Bec, su desarrollo ocurrió entre los siglos VI y VIII. El edificio más conocido es el de las Tres Torres, las cuales constituyen elementos decorativos característicos de la arquitectura Río Bec; éstas representan pirámides con esquinas redondeadas, cuyos escalones se decoraron con mascarones de itzamná. Los basamentos escalonados, que parecen montañas arquetípicas del paisaje sagrado, son construcciones que fueron hechas mediante núcleos de tierra y piedra.

Crédito fotográfico: Archivo ICA

Jardín Central

Aquí predomina de manera majestuosa y focal el árbol de la ceiba. En su recorrido se pueden apreciar diferentes plantas nativas como el Luuch arbusto del cual se elabora la jícara o cuenco, utilizada para contener bebidas. Aquí se halla también un modelo de vivienda maya contemporánea, representada a escala, que incluye un pozo para surtir agua. Las casas son construidas por sus propios dueños, manteniendo en su elaboración costumbres ancestrales, inteligencia, racionalidad, economía y funcionalidad.

Crédito fotográfico: Archivo ICA